En enero se exportaron 84.800 toneladas de biodiesel a un precio promedio de u$s 593 la tonelada, el valor más bajo de la historia. Pese a que el Gobierno prácticamente eliminó las retenciones a la exportación, es difícil colocar el producto. La capacidad ociosa superó el 60%.

Biocombustible

Los números que enfrenta la industria de los biocombustibles en la Argentina muestran una curva descendente que todavía no vislumbra la luz al final del túnel. Aun con la eliminación casi total de las retenciones a la exportación de los productos (la alícuota de febrero se ubicó en 3,89%), para las grandes empresas, el cierre de sus principales negocios externos continúa con el freno de la actividad.
En ese marco, el déficit productivo de la industria ya logró el peor nivel de su historia. “La capacidad ociosa llegó al 63%, la cifra más alta alcanzada. A pesar de ello, las plantas de la zona mantienen su actividad”, reconoce Víctor Castro, director ejecutivo de la Cámara Argentina de Biodiesel (Carbio).
A pesar de que la capacidad de producción de la industria en 2015 fue de 4,6 millones de toneladas, la obtención total (destino local más exportación) se colocó en 1,7 Mt, contra 2,55 millones del período anterior. “Lamentablemente fue un año de bajísima producción y márgenes mínimos”, advierte Castro.
En esa línea, en enero se declararon exportaciones por 84.800 toneladas a un precio promedio de u$s 593/Tn. Se trata del valor más bajo de toda la historia local del biocombustible.
La mayor parte de los envíos registrados el mes pasado se destinaron a Estados Unidos y Perú (una parte minoritaria se remitió a Panamá). “Es imprescindible una decisión política que lleve a un uso intensivo de biodiesel en el segmento de transporte automotor de carga, pasajeros, agro y generación eléctrica”, reclamó el directivo.
Las grandes empresas de la industria verde atraviesan un sendero impredecible desde 2013, con sanciones de parte de la Unión Europea (UE) por antidumping. Si bien a mediados de año podrían levantarse, está prevista una reunión en mayo, con miras a la elaboración de un informe preliminar sobre el caso que se presentó en noviembre. “Somos la única industria en la que desde el grano que sale de la tierra hasta la última pieza empaque son de origen nacional. No puede ser que se atraviese una crisis en este ámbito cuando existen los recursos para mejorar cada vez más”, lamenta el directivo.
La fuerte baja del precio del barril de petróleo acentúa aún más la necesidad de apertura de un mercado como el europeo, donde se enviaba el 70% de la exportación global y que cuenta con leyes ecológicas que obligan un porcentaje de mezcla de biodiesel a gasoil, lo que permeabiliza la posibilidad de envío.
Según Castro, distinto es lo que ocurre con los países importadores del producto “verde” local. “Muchos de éstos no tienen normativas obligatorias de corte; esto provoca que el precio en baja del petróleo compita libremente con el del biocombustible, lo que hoy parece un disparate”, señala.
Es por eso que para 2016 las bajas dimensiones de negocios y el aumento de la capacidad ociosa continuarían. “Será otro año muy complicado. Si bien esperamos que se levante la sanción, costará involucrar nuestra actividad con los bajos precios actuales. La nueva ley sancionada de energías renovables es una buena noticia para todos los que trabajamos con fuentes no fósiles, pero de forma directa no nos beneficia en ningún aspecto”, asegura el directivo.

El etanol promete negocios

La buena noticia en la industria parece estar en el abastecimiento del mercado local, donde la demanda se mantiene estable. Si bien la producción corresponde a las Pymes en su mayoría, que gozan de un precio más alto que el del exportador, el Gobierno subió la participación de bioetanol en naftas a un 12,5% (en diciembre el contenido era del 10%) y en la industria estiman que esa cuota ascenderá a un 15% en el siguiente año, lo que daría un lugar a las grandes para colocar el producto.
El etanol empieza con un parámetro positivo como negocio: pese al derrumbe mundial en la cotización del petróleo, su valor resulta de una fórmula de precios y cantidades mensuales que distribuye el Ministerio de Energía, y éstas varían de acuerdo con el origen del bioetanol, ya sea si es caña o maíz. En esa matriz existe un diferencial que favorece al obtenido de la caña, con un valor más de 20% superior al de maíz.
Antes del anuncio mencionado, se utilizaban al año 830.000 metros cúbicos (m3) de etanol para las naftas. El 60%, proveniente del maíz, y el 40% restante, de la actividad azucarera. “Hay cinco plantas para etanol de maíz y nueve de la industria azucarera. Dos puntos más en el corte significan unos 160.000 metros cúbicos más”, remarcan en Carbio.
Vinculado con una política de Estado, no deberían deteriorarse las inversiones y se podrían aumentar los cortes progresivamente hasta un 20%, ya que no habría paridad con lo que ocurre con el petróleo. “Tuvimos una reunión formal para trazar medidas que fomenten la participación del producto. Fue un encuentro provechoso, teniendo en cuenta que nos invitó personalmente el nuevo secretario de Combustibles. No hablamos sobre temas específicos debido a que recién se están asentando en el cargo, pero las expectativas tanto en el mercado interno como en la exportación son muy alentadoras, principalmente en la apertura al diálogo y al consenso en pos de buscar la mejor solución para todos”, confía Castro. ›|

Fuente: Inversor Energético