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Los “techos vivos” reducen el consumo energético de los edificios, disminuyen el efecto de la isla de calor y mitigan inundaciones.

En promedio, la terraza de un edificio ocupa 100 metros cuadrados. Si al menos en una de las tantas torres construidas en cada una de las 1.227 manzanas del distrito centro hubiera una cubierta verde, la ciudad sumaría césped y plantas en 122 mil metros cuadrados, algo así como una decena de plazas. Con los beneficios que tendría la extensión de terrazas verdes en Rosario como caballito de batalla, arquitectos y ambientalistas piden que se implementen programas para promover la instalación de “techos vivos” en las construcciones de altura. Una solución para reducir el consumo energético de los edificios, disminuir el efecto de la isla de calor que se produce en las ciudades y mitigar inundaciones.
En el galpón de la ONG Soluciones Tecnológicas Sustentables (STS) habrá este fin de semana un curso introductorio a la construcción de techos verdes. La actividad —destinada principalmente a arquitectos, constructores y estudiantes— tiene como objetivo divulgar criterios de arquitectura bioclimática “para concientizar a los clientes, los profesionales y los proveedores de mano de obra”, señala Ignacio Zapata, arquitecto y miembro de STS (ver aparte).
La realización de jardines en cubiertas de edificios, balcones, terrazas o losas de estacionamiento es una técnica aprovechada en muchas ciudades del mundo para resolver la falta de espacios verdes y la aislación térmica y acústica de los edificios. Además, colaboran a disminuir el efecto de la isla de calor causado por el asfalto y el cemento, reduce el riesgo de inundaciones ya que actúa reteniendo los caudales de lluvia y mejora los índices de polución del aire aportando oxígeno a la ciudad y conservando la biodiversidad.
Los primeros techos verdes que se construyeron en Rosario se montaron sobre las oficinas del estudio proyecto Janus, especializado en soluciones constructivas sustentables, y de la firma Plantas Altas, unidad de negocios de Stamati Sistema de Riego. Así, hace más de cinco años, los segundos pisos de dos casonas de Iriondo y Cochabamba y de Paraná al 700 se transformaron en hermosos jardines urbanos, con césped, bancos y plantas.
Vinieron después proyectos en edificios corporativos, como los balcones de la aseguradora La Segunda, institucionales como la azotea de la delegación local de la Cámara Argentina de la Construcción o de viviendas, como el edificio Quinquela (Tucumán y Belgrano) o el complejo Forum en Puerto Norte.
Los proyectos en obra pública son más tímidos, pero el municipio suma varias iniciativas: las cubiertas de los baños públicos del parque a la Bandera y del Scalabrini Ortiz. El Centro de Convivencia Barrial Bella Vista, en Lima y Pellegrini, reformado hace un mes también cuenta con terraza verde y el de barrio Molino Blanco (Boquerón al 600) con un jardín en una de sus medianeras.
“Son técnicas que, de a poco, se van conociendo más y experimentando más. Por eso es importante que desde el Estado se implementen programas para promoverlas, como existen en las ciudades de Buenos Aires o Córdoba”, dice Zapata y advierte que, además del impacto visual y estético que aportan a la geografía urbana, las terrazas vivas contribuyen a reducir la isla de calor generada en los grandes centros urbanos donde sobra el hormigón y el pavimento”.
Hace casi ocho años, el Concejo Municipal aprobó una ordenanza que crea el programa terrazas verdes para promover “en los consorcios de edificios, particulares, empresas y organizaciones, la utilización de la superficie de sus terrazas para emplazar especies vegetales diversas”.
El año pasado se sumaron también las propuestas del concejal del Partido Demócrata Progresista (PDP) Aldo Pedro Poy para incentivar, a través de un descuento de hasta el 30 por ciento en la Tasa General de Inmuebles (TGI), a los propietarios que implementen terrazas verdes y se comprometan con su cuidado. Y otra de la radical María Eugenia Schmuck para crear un concurso anual de terrazas verdes.
Iván Stamati está al frente de Plantas Altas, una de las firmas pioneras en proyectos de cubiertas verdes. El profesional considera que si bien la ciudad presenta una adecuada cantidad de parques y plazas por habitante, la creación de jardines en las azoteas de edificios podría ventilar las zonas más grises del centro; pero sobre todo alivianar los sistemas de desagües pluviales. “En algunas localidades alemanas, por ejemplo, en lugar de romper toda la ciudad para aumentar el diámetro de los conductos se incentiva la construcción de estas terrazas que ralentizan el drenaje del agua”, explica.
Para Stamati, las cubiertas verdes serán cada vez más necesarias. “En Rosario es una técnica que está en expansión, recién implementándose, pero que cambiará las características de la ciudad”, pronostica.

 

Fuente: La Capital – http://www.lacapital.com.ar/