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Es la primera que lo logra en la provincia mesopotámica.

A partir de una inversión de $ 30 millones, la compañía foresto-industrial Tapebicuá ya se vale de sus propios residuos madereros para garantizar el abastecimiento energético de su complejo productivo en la localidad de Gobernador Virasoro, en el noreste correntino.

Distante a más de 300 kilómetros de la capital provincial, cerca del límite con Misiones y dentro del departamento de Santo Tomé, Gobernador Ingeniero Valentín Virasoro es una localidad agrícola y ganadera que históricamente se ha destacado por su producción de yerba mate, pero que ahora también será reconocida por albergar la primera planta industrial con autoabastecimiento energético en todo Corrientes.

La iniciativa está a cargo de Forestadora Tapebicuá, que utilizó un “Crédito del Bicentenario” del Banco Nación para financiar parte de los $ 30 millones que lleva invertidos con el propósito de dotar su complejo productivo de una moderna turbina de biomasa. “Llevamos a cabo un proyecto integral que contempló la instalación de una caldera que obtiene vapor para el secadero a partir de un aprovechamiento biomásico”, señaló Marcelo Torrisi, gerente general de la empresa.
Mientras que la caldera llegó desde Brasil y los tableros electrónicos procedieron de Alemania, la turbina fue importada desde India. Capaz de producir unos 2 megawatts (Mw) de energía eléctrica, ésta se alimenta con aserrín y otros desperdicios de la madera que proceden de las actividades cotidianas de Tapebicuá. “El combustible del generador es justamente el residuo de nuestro proceso industrial: aserrín y chips de eucaliptus, a razón de 12 toneladas (Tn) de biomasa por hora”, puntualizó el directivo.
Además de su aserradero en Gobernador Virasoro, la organización cuenta con otro en San Charbel. Entre ambos, maneja una capacidad de corte de alrededor de 100.000 metros cúbicos –m³– por año (60.000 m³ y 40.000 m³, respectivamente). Asimismo, dispone de una planta de compensados fenólicos que posee una capacidad de 48.000 m³ anuales.
Algunos de los principales productos fabricados por Tapebicuá son los compensados fenólicos y los productos remanufacturados (pisos de madera sólida, decks y machimbres), entre otros.

Alto potencial

Según el “Mapa de Poten-cial Biomásico Energético Argentino”, la Mesopotamia dispone de una biomasa forestal –subproducto de la cosecha forestal y del procesamiento de la madera que no se industrializa– equivalente a más de 1,2 millones de Tn.
En Corrientes, el superávit de biomasa residual para su eventual utilización en la generación de electricidad es significativo. Pero la provincia gobernada por Ricardo Colombi no es la única que planea aprovechar los residuos agroforestales, en general, y los madereros, en particular, para ampliar y consolidar el suministro energético de sus industrias. De hecho, dos papeleras instaladas en Misiones (las firmas Alto Paraná y Papel Misionero) prometieron millonarias inversiones de esa clase.
En esa dirección, el Grupo de Energías Renovables (GER) de la Facultad de Cien-cias Exactas, Naturales y Agrimensura de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) viene estudiando la viabilidad de promover la generación energética alternativa y –al mismo tiempo– resolver la problemática de los materiales residuales en la región.
Mediante pequeñas centrales distribuidas en zonas productivas, la intención es abastecer a los polos productivos de la Mesopotamia y además aportar un volumen excedente de energía al Sistema Interconectado Nacional (SIN). “Por el momento, buscamos definir las propiedades del residuo forestal disponible y estudiar las características tecnológicas generales, como el equipamiento térmico y eléctrico más adecuado según el volumen y tipo de desecho utilizado”, explicó Exequiel Pinto Ruiz, uno de los autores del emprendimiento.
En la actualidad, un 7% de la demanda mundial de energía primaria se cubre con el aprovechamiento de diversas fuentes renovables de energía. La biomasa es una de las más utilizadas por países desarrollados como Alemania, Francia y Holanda.
El empleo de los residuos madereros para la generación energética puede contribuir sustancialmente con la disminución de los gases contaminantes emitidos a la atmósfera y con la reducción del riesgo de incendios forestales y de la presencia de plagas, entre otros beneficios.

Iniciativas similares

Si bien es la primera en materializar el autoabastecimiento energético de una planta industrial, la iniciativa de Forestadora Tapebicuá tiene interesantes antecedentes en Gobernador Virasoro, donde la Federación Argentina de Cooperativas de Electricidad (FACE), por caso, también se propuso generar energía a partir de residuos foresto-industriales.
Gracias al procesamiento de unas 10.000 Tn mensuales de aserrín húmedo sin secado previo y chips con corteza que carecen de valor alternativo para la industria celulósica, la FACE proyectó la instalación de un complejo que garantice la estabilidad del habitualmente vulnerable suministro para los aserraderos de la zona, y que además cumpla con las pautas internacionales del programa de Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL).
Por otro lado, en la misma localidad correntina la empresa maderera Pomera –que controla más de 32.000 hectáreas (Has) forestadas en el norte de la Argentina y Paraguay– anunció que construirá una central de biomasa con una capacidad de 40 Mw.
Con una inversión tasada en u$s 60 millones (incluyendo las obras y los estudios eléctricos y de impacto ambiental), el proyecto apunta, entre otros objetivos, a abastecer de energía sustentable a diversas poblaciones aledañas que padecen un escaso acceso a este servicio.

 

Fuente: revistapetroquimica