Con la idea de reducir de forma drástica su huella ecológica, el edificio de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires viene encarando una serie de acciones concretas que ya pueden mostrar resultados en temas como minimización de residuos y ahorro energético.

 

La Legislatura no sólo es la casa de las leyes y de los representantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: hablamos también de una institución con la responsabilidad de ser modelo de buenas prácticas y acciones, tanto para sus empleados como para toda la comunidad.

Y como el cuidado ambiental es hoy en todo el mundo una de las responsabilidades más urgentes, la Subsecretaría de Modernización, Sustentabilidad y Fortalecimiento Institucional de la Legislatura quiso hacer su aporte: para eso diseñó y lanzó hace dos años el plan conocido como “Legislatura Sustentable”.

Ahí identifica cuáles son las acciones que a corto y a largo plazo es preciso seguir para mejorar sus actividades y acciones cotidianas en términos de lo que es la “huella ecológica” de la Casa. La idea de fondo es convertirse en una institución modelo de sustentabilidad en beneficio del ambiente y de toda la ciudadanía.

La idea central pasa por reducir la basura que la institución genera. ¿Cómo se logra eso? Para empezar se trabajó para conseguir la certificación del Sello GIRO, que quiere decir “Gestión Integral de Residuos de Oficina” y que la Legislatura obtuvo en 2018 con el mayor puntaje posible (tres estrellas). El logro tuvo que ver con un largo proceso de concientización que incluyó una batería de acciones bien concretas, desde capacitaciones al personal de maestranza (acerca de cómo disponer los residuos) hasta el reemplazo de papeleros bajo los escritorios por islas de disposición diferenciada entre residuos sólidos y secos.

Se encararon también actividades de sensibilización “puerta a puerta” en todos los despachos, y hasta lograron pesarse todos los residuos que la Casa produce. Hubo además dos jornadas de “despapelización”, mientras que para el Día Internacional del Reciclaje -que se celebra cada 17 de mayo- se instaló un punto verde móvil para que los empleados pudieran acercar sus residuos de aparatos eléctricos y electrónicos.

Varias acciones se llevaron adelante con la meta de reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero y generar medidas de adaptación. La principal: instalar en la terraza del edificio una serie de sensores que entre otras cosas miden temperatura, radiación solar, humedad y CO2. Como están conectados a Internet, esos sensores se encuentran ya aportando datos ambientales que resultan sumamente valiosos a la hora de pensar políticas públicas.

De lo que trata este eje es de reducir el consumo de energía a través de una serie de medidas orientadas a la eficiencia y el uso responsable. Y lo más destacable en este punto es que en 2016 el edificio Anexo de la Legislatura obtuvo la certificación LEED Gold® (Leadership in Energy & Environmental Design), un sello desarrollado por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos que certifica a los edificios sostenibles.

Por lo pronto la Dirección General de Obras y Servicios Operativos se encargó del recambio por luminarias LED de toda la Casa, lo que redundó en un ahorro aproximado de entre 40 y 50 por ciento al que se debe sumar además el ahorro económico por la mayor vida útil de las luminarias LED.

El objetivo pasaba por promover para los trabajadores de la Casa medios de movilidad alternativos, limpios y saludables, para lo cual se inauguraron en el patio interno de la planta baja los nuevos bicicleteros de la Legislatura, con todos los beneficios económicos, ambientales y para la salud que el solo hecho de moverse en bicicleta trae aparejados.

 

Fuente: ContentLab La Nación.