La casa hecha con basura de Elena Rogers, una torre en Puerto Madero y la sede de Gobierno entre los más ecoresponsables.

Nave Tierra. La vivienda de Elena Roger en Ushuaia posee una gran superficie vidriada orientada hacia el Norte para captar la radiación solar.

El 5 de junio fue declarado por la ONU como el «Día Mundial del Medio ambiente» para concientizar a las personas sobre la importancia del resguardo y cuidado del medio natural y de sus recursos no renovables. En ese contexto, ARQ eligió algunas obras argentinas que han sido proyectadas y construidas con una visión sustentable de la arquitectura desde diferentes enfoques.

En términos generales, la incorporación de mayor tecnología para el ahorro energético no determina por sí sola la sustentabilidad de un edificio. Igualmente se debería cuestionar la aplicabilidad de las normas de certificación importadas de otros países y basadas en conceptos que no siempre se adaptan al medio local. Así, el resultado se limita a satisfacer una tendencia de mercado.

En el mismo sentido, las certificaciones deberían premiar no solo a los edificios que usen sistemas de climatización con refrigerantes ecológicos. También a aquellos proyectos que no requieren de equipos especiales por estar bien orientados, ventilados y aislados.

En definitiva, sería saludable (y sustentable) volver a las bases, a las herramientas de diseño bioclimático. Las buenas prácticas o reglas esenciales que resuelven (con arquitectura) el aprovechamiento de las buenas orientaciones atendiendo las características ambientales y de asoleamiento. Aquellas que incluyen muros y techos bien aislados, ventanas protegidas y ambientes ventilados.

Después, lógicamente, serán bienvenidos las envolventes vegetalizadas, los sistemas de reuso del agua y toda la batería de recursos tecnológicos disponibles.

1) Construir con “basura»

El proyecto “Nave Tierra” fue impulsado por la pareja de actores que conforman Elena Roger y Mariano Torre y materializado por el especialista norteamericano Michael Reynolds. Unos 70 voluntarios trabajaron durante 25 días construir en Ushuaia la “primera vivienda autosustentable de Latinoamérica”.

Los seis edificios más sustentables de la Argentina

Nave Tierra. La casa de Elena Roger construida en Ushuaia con materiales reciclados.

 

La vivienda posee una gran superficie vidriada orientada hacia el Norte para captar los rayos solares que a su vez se convierten en energía eléctrica mediante seis paneles instalados en la parte superior. Dos pequeños molinos eólicos aprovechan la fuerza del viento para generar electricidad extra.

2) Iluminación natural en un edificio público

La nueva Sede de Gobierno porteño ocupa una manzana completa del barrio de Parque Patricios. El edificio diseñado por Norman Foster combina un diseño medioambiental eficiente con una distribución interior innovadora que promueve un espacio de trabajo integrado y muy flexible de plantas de oficinas aterrazadas.

Los patios interiores estratégicamente ubicados aportan luz natural al interior de la planta. A su vez, el proyecto incorpora distintos elementos de sustentabilidad como la utilización de la masa térmica expuesta del hormigón y la reducción de la demanda energética gracias a las fachadas en sombra, la ventilación natural y el uso de vidrios especiales de control solar.

La casa de la pareja fue construida con material reciclable: 333 neumáticos, 3.000 latas de aluminio, 5.000 botellas de plástico y 3.000 de vidrio. También se usó madera de la zona. La construcción tiene capacidad para calefaccionarse, refrigerarse, utilizar agua de lluvia, energía eólica y solar, y hasta reutilizar sus propios residuos, sin necesidad de estar conectada a los servicios públicos convencionales.

Los seis edificios más sustentables de la Argentina

Sede de Gobierno. Espacios flexibles y oficinas aterrazadas con iluminación natural.

Además, fue el primer edificio en el país en incorporar el sistema de vigas frías para la refrigeración. Consiste en inyectar aire por un falso suelo complementado por una serpentina de agua fría en el techo. Este sistema reduce el consumo porque no utiliza ventiladores y porque la temperatura a la que se debe enfriar el agua (18 °C) es mayor que en los tradicionales (6 o 7 °C).

3) Arquitectura eficiente para la salud

El consumo energético por metro cuadrado de un hospital triplica el de un edificio de oficinas, y el 50 % corresponde a la climatización del edificio. De ahí la importancia fundamental de encarar un proyecto integral con fuerte énfasis en la eficiencia de la envolvente y de los equipos. El Sanatorio Finochietto de la avenida Córdoba al 2.600 implementó una serie estrategias ambientales que van en ese sentido. Para ello, el Estudio AFS trabajó sobre la trayectoria solar, la geotermia, la aislación térmica en la envolvente, la eficiencia del equipamiento y la disminución del efecto isla de calor.

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Sanatorio Finochietto. El edificio integró sistemas de control solar a su arquitectura.

 

Un sistema de geotermia reemplaza parte del trabajo que realizan las torres de enfriamiento mejorando su desempeño. El sistema se ubicó por debajo del segundo subsuelo, a 8 metros de profundidad para intercambiar parte de la temperatura de las torres de enfriamiento con la tierra. A esa profundidad, el suelo tiene una temperatura equivalente a la media anual: en invierno cuenta con temperaturas mayores que en el exterior y en verano, inferiores. El sistema de aire acondicionado tipo VRV (Volumen de refrigeración variable) puede servir distintos equipos terminales con frío o calor en simultáneo.

Además de incorporar niveles apropiados de aislación térmica en muros y cubiertas, se sumaron terrazas verdes con especies vegetales de bajo mantenimiento vinculado a un sistema de recuperación de aguas de lluvia y condensado para el riego.

4) Complejo Educativo de Barrio Parque Donado

“Hacia una nueva arquitectura escolar” se llamó el concurso que el Gobierno porteño promovió en 2011 y del que resultó ganadora la propuesta del estudio GMS+B+V, integrado por Mariano González Moreno, Ana Paula Saccone, Sebastián Batarev y Pablo Villordo. El equipo planteó una “Escuela Siglo XXI”, como se conoce el complejo educativo, en la que todos los espacios enseñan, no solo las aulas, para que los alumnos se formen desde pequeños en el cuidado del medio ambiente.

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Escuela Siglo XXI. Las fachadas resuelven las cuestiones de confort según la orientación.

De ese modo, las aulas dejan de ser espacios cerrados para integrarse a las circulaciones mediante paneles móviles, y éstas fueron diseñadas como áreas de recreación y formación pedagógica. Los espacios intermedios semicubiertos funcionan como fuelle entre el exterior y el aula y permiten desarrollar actividades que incentivan a los niños en materia de calidad ambiental y conciencia comunitaria. Allí se suman unas huertas contiguas a las aulas conformando expansiones verdes que participan también del espacio público como “vidrieras de la escuela”.

Las fachadas resuelven las cuestiones de confort según la orientación y atienden a los requerimientos de seguridad de los alumnos en las áreas de juego del perímetro. Por ejemplo, alternan paños metálicos con líneas horizontales de hormigón que funcionan como parasoles. En otros casos, los parasoles son verticales y de mayor profundidad para controlar la incidencia de sol rasante. Y se suman plantas trepadoras de hoja caduca conformando un control solar orgánico variable para invierno y verano.

Además, el edificio cuenta con un sistema de monitoreo y automatización de instalaciones, que genera informes de consumo de la energía eléctrica.

5) El primer edificio certificado

La torre Madero Office, ubicada en la cabecera norte del Dique IV de Puerto Madero, fue el primer edificio del país en obtener una certificación Leed Core & Shell (núcleo y envolvente) nivel Plata. La obra del estudio MRA+A fue inaugurada en 2010.

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Madero Office. La fachada del edificio será iluminada de color verde el lunes 5 de junio (foto Marcelo Genlote )

El certificado Leed, obtenido un año después, fue posible mediante una sumatoria de puntos que la organización Argentina Green Building Council (la sede local del USGBC) otorga en función de secciones que ella ha determinado y que cada edificio es libre de seguir. Cumplir con cada sección (por ejemplo, reutilización de materiales o estrategias de enfriamiento o calentamiento) brinda una cierta cantidad de créditos. Es decir, no es obligatorio cumplir con todas las regulaciones que Leed estipula sino que hay que llegar a un puntaje mínimo que asegura la obtención del diploma. En el caso de Madero Office, el edificio implementó el uso de materiales locales (en un radio de hasta 800 km). También se usaron componentes reciclados (hasta un 10%) en materiales de construcción, como fue el caso del cemento, del hierro, de los vidrios de la fachada, los cielorrasos de fibra mineral y hasta el piso técnico, que fue hecho con chapa y rellenado con mortero.

El lunes el edificio de 140 metros de altura será iluminado de color verde desde las 00 hs y durante todo el día para celebrar el día del medio ambiente. Se utilizarán proyectores led de 135 W.

6) Vivienda social bioclimática

Desde 2004, en varias provincias se implementaron programas de construcción o mejoramiento de viviendas de interés social con el acento en el cuidado de los recursos energéticos. Se realizaron prototipos que utilizan fuentes de energía alternativas y de provisión y tratamiento de agua en áreas rurales y poblados con carencias de abastecimiento por otros medios.

Los recursos de proyecto privilegiaron las tecnologías locales, los aspectos bioclimáticos y la autoconstrucción.

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Bioclimática. El muro trombe se integran como ventanas en la fachada.

En la meseta patagónica, el Instituto de Vivienda de la Provincia de Chubut realizó prototipos con panes de sustrato vegetal secados al sol para constituirse en un adobe natural con muy buena inercia térmica. Sirvió para recuperar una técnica tradicional, la “champa de mallín”, y superar la falta de material en sitios remotos. En cada casa se instaló una cocina con estufa de alto rendimiento.

En otros casos se utilizaron mampuestos de tierra cruda asentados con cemento. La calefacción se resolvió por ganancia de calor directa a través de “muro trombe” y la refrigeración por medio de ventilación cruzada y por efecto chimenea a través del techo.

 

Fuente: Clarín